martes, 13 de junio de 2017

Esta mañana hay una serenidad distinta.
Quietud.
Los pájaros componen
un canto especialmente manso.
Aparece una pequeña brisa
que mece mi pelo,
de derecha a izquierda,
con el movimiento cauteloso
con el que balancea la madre
al niño que nace.
El cielo está gris
pero también podría decir azul.
No sé cómo explicarte.
Mi alma respira.
Hacía tiempo que había perdido el aliento.
A pesar de los dientes, las pesadillas,
y estas ojeras violetas
creo que he perdido un poco el miedo.