miércoles, 15 de febrero de 2017



Por supuesto que necesito de ti.

Necesito que me llames por teléfono cuando quieras.

Sin pedirme permiso.


Te quiero.

Y cuelgues.

Necesito que te recuestes en mis piernas.

Y leerte en alto un pedazo de un libro con el que lloré esta tarde.

Y que me digas qué sientes al escucharlo.

Y decirte por qué me he emocionado.

Necesito que me digas guapo.

Porque a veces me siento muy feo.

Otras no.

Pero las veces que sí.

¡Pues guapo!

Necesito que me comas entero.

Y te lleves con la lengua todo los pensamientos horribles.

Que a veces me hacen temblar.

Necesito sentir que me deseas.

Pero no como a un helado o a Tom Hardy.

Sino que deseas hundirte en mí.

Expandirte y contraerte.

Y dejar un charco después de mirarme.

Necesito que cuides de mí.

Enseñarte la bolita de mi pie.

Y que me la beses y me digas que no es nada.

Necesito que me dejes espacio.

Y que crezcas sin mí.

Admirarte por todo aquello que eres cuando no estoy yo.

Necesito que me abraces de noche.

No tiene que ser toda la noche.

Solo un rato.

Porque los monstruos existen,
porque el paro existe,
porque el dinero existe,
porque la muerte existe,
porque la enfermedad existe,
porque las catástrofes existen,
porque las frustraciones existen,
porque la coliflor existe.

Y luego ya cada uno a lo suyo en su lado.

Necesito que me comas el glande por la mañana.

Y la garganta.

Para arrancarle segundos a la rutina.

Necesito que estés presente.

No buscando algo mejor.

No queriendo estar en otro lugar.

Estar presente.

Necesito que me acompañes.

Porque yo puedo solo.

Pero no quiero poder solo.

No quiero más solo.

Necesito sentir que he amado.

Y que me han amado.

Que he estado en el mundo.

Y el mundo ha estado en mí.

Que aproveché esta oportunidad.

Necesito de intimidad para aguantar en público.

Me dará igual si nunca me regalas nada.

Me dará igual que no te acuerdes del día del cumpleaños de mi hermana.

Me dará igual que te quedes sin batería todo el rato.

Me dará igual que no sepas escribir lavabo.

Me dará igual que te guste el fútbol.

Me dará igual que cantes a Nicky Jam mientras limpias.

Me dará igual si engordas.

Si te quedas calvo.

Si pierdes un diente.

O un dedo.

Pues vaya.

Todos cambiamos, ¿sabes?

Lo único que necesito son dos días contigo.

Y que si se convierten en treinta años.

Genial, oye.

Pero si son dos días.

Joder.

Qué dos días.

Serán.

Y los guardaré dentro.

Con todas las cosas bonitas que me pasaron.

Durante el tiempo que habité el planeta Tierra.



-Roy Galán-

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