viernes, 26 de agosto de 2016

Poética


En el fondo, un poema no es algo que se ve,
sino la luz que nos permite ver.
Y lo que vemos es la vida.

-Robert Penn Warren-


Poética

Un grito de auxilio
en plena madrugada.
El rugir del silencio
en medio del desierto. 
La sinceridad
del paso del tiempo
en tu piel.
Mis zapatos rotos
por los pasos
que al fin
pude dar. 
Mis sueños
al borde del abismo.
Las postales que aún guardo
por miedo
a que se pierdan en el envío. 
Una foto en blanco y negro
de alguien que fue. 
Un sobre lacrado 
que indica el fin
La belleza

del instante


                  que no volverá. 

jueves, 18 de agosto de 2016

mi refugio.

Mi compañero
mi refugio.
Donde resguardarme
cuando vienen tiempos de tormenta
con quien celebrar mis soles.

De nuevo siento.

De nuevo siento que la vida
me atropella,
me lleva por delante sin pensar
siquiera
por qué o para qué.
Nadie entiende
mi soledad
mi libertad,
que no es una letra
de Pablo Guerrero
si no el único alimento de mi vida.
Difícil ser pájaro enjaulado
en medio de este océano
donde apareces tú
y revoloteas una vez más
removiendo tus colores
y mi conciencia
y te abrazo y me dejo besar
sin sentirme culpable
de amarte aunque sea
solo por momentos.
A ti,
que le cantas a mi vida
a cada instante.

jueves, 4 de agosto de 2016

Y a quién le cuento yo esto.



Y a quién le cuento yo esto,
si mi forma de vivir
es difícil de entender
hasta para mí.
A quién le cuento yo
si no estás tú aquí
para decirme que la culpa
siempre es de él.
A quién le cuento yo
si no hay nadie que 
luche por la lágrima que no cae,
que me cuente qué he de sentir.
A quién le hablo yo 
de las noches en vela
del corazón en grito
del haber decidido que es ahora 
cuándo.
A quién le pregunto si estoy en lo cierto 
en el camino correcto.
Si he vuelto a perderme 
Y miro y no te encuentro.
A quién le digo que han vuelto a clavarme
por la espalda la mirada 
la lengua y otros gestos.
A quién le cuento yo
que mi risa nunca fue
malintencionada
ni mucho menos constante.
A quién si no estás tú.
Si es tan difícil comprender 
que mi existencia es fugaz 
como el amor,
que solo quiero vivir sin dolor,
que no busco nada
para poder así un día 
encontrarlo todo.


Sin ti.
Todo
(hasta la libertad)
tiene un precio.
Contigo
cada día vuelvo 
a ser Luna 
llena.

Sé que eres tú

Sé que eres tú
porque me levanto
riendo
cada mañana,
porque cuando ves
que miro al espejo
con desaprobación
por la nueva curva
de la felicidad
en mi vientre,
me agarras y me miras
con esa cara que sin palabras dice
que si fuera capaz de verme
con tus ojos
conocería toda la belleza que puede
caber en el mundo.
Sé que eres tú porque me descubro
bailando y cantando
cada noche antes de dormir.
Sé que eres tú
por los abrazos
y las caricias antes de caer
en tus sueños.
Porque me has quitado el miedo,
y devuelto la esperanza,
porque sin querer
he aprendido a amarte en libertad,
a amarme mientras te amo
sin pedirte (ni pedirme) nada
a cambio.
Sé que eres tú
porque a veces me dejas volar sola
y otras me preguntas si quiero
que me acompañes en ese vuelo.
Sé que eres tú porque te posas a mi lado
sin hacer ruido, como los caracoles
cuando se deslizan por la acera y dejan
su huella para siempre marcada.
Sé que eres tú
porque cada noche siento
que podría atracar en otro puerto
pero solo tu luz guía mi barco.






Soy adicta 
a tu olor

por las mañanas.

Son pocas ojeras para tantos sueños.




Antiguo oficio humano, 
este de querer apagar la luz. 
¿Te acuerdas de la última vez 
que creímos poder iluminar la noche?

-Gioconda Belli-

En estos días de victorias del Real Madrid, en los que la filosofía pende de un hilo y vuelve la moda de los pantalones campana, de escaños de colores que aún no han aprendido que de la lluvia y del sol nace uno de los fenómenos más bellos que existen en la Tierra (pero qué sabrán del cielo quienes cierran puertas y ventanas para no ofrecer refugio a quien se pierde en la noche y ahoga en el barro de una frontera imaginaria). En estos tiempos en que las hamburguesas las sirven jóvenes licenciados y no dejamos descansar a nuestros mayores después de una vida entregada a la rutina. En esta época de incertidumbre, desasosiego, descontento e indignación, nos volvemos más humanos que nunca y recurrimos a la caricia de los versos.
Hemos creado una sociedad generosa, ‘la sociedad del compartir’. Regalamos a los demás todo lo que nos apasiona a través de herramientas de uso común como son las redes sociales. Y ahí, más que nunca, resucita ella, la poesía:

Jamás debisteis usar las palabras en vano: 
vivís en un país lleno de poetas.

-Elvira Sastre-

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, curiosear los libros... rezaba Luis García Montero. Y aunque tú no lo sepas, yo lo he visto: jóvenes apasionados, curiosos, creativos, lectores. Jóvenes decididos, jóvenes con voz, jóvenes con ansias de libertad, con ansias de vida. Construyendo un mundo mejor, resucitando la cultura en ciudades muertas, haciendo cola en firmas de libros, llenando salas en eventos de poesía, gritando y reclamando un mundo mejor. Luchando por quedarse en un país que invita al abandono, luchando por rescatarlo.
Creo fervientemente que la incertidumbre, la inestabilidad, la escasez que ahora mismo vivimos nos hace dudar, nos remueve de nuestros cimientos, nos levanta de ese sillón tan cómodo que habíamos construido años atrás, y ha creado una generación que se cuestiona continuamente, que persigue algo hasta conseguirlo, una generación capaz de
hacer que un libro con un título que puede parecer algo obsceno pero sencillo, directo y real (cuántas veces usamos esta expresión) pueda vender miles de ejemplares y regalarme un nombre tan bello para este artículo: Son pocas ojeras para tantos sueños de ‘Ojalá, joder’, Escandar Algeet.

Y sí, como dice Elvira, nos han convertido en el ejército más poderoso: ese que no tiene nada que perder. Pero de nada nos serviría que en Chino crisis significase oportunidad, si no hubiéramos tenido a alguien que nos lo enseñase, que tradujese esas palabras a nuestro idioma e hiciese de ellas nuestro credo. Y ahí es donde entran ellos: padres, profesores, amigos, hermanos. Personas que nos ayudan a construir nuestros cimientos, e incluso a removerlos. Yo tuve la suerte de crecer rodeada de gente maravillosa: las Hijas de la Virgen de los Dolores y mi familia. Hace poco descubrí que mi padre había escrito en el libro de la primera comunión de mi hermana mayor, Libertad: 'Que siempre tengas Libertad’. Esa fue la base de mi educación: que siempre tengas libertad, y que siempre te tengas a ti misma. Dos conceptos que han marcado mi vida, y me han hecho mejor persona. Pero esto también lo experimenté en el colegio, donde pasé toda mi infancia y juventud hasta la mayoría de edad. Respeto y tolerancia eran las dos palabras que llenaban los pasillos del Sagrado Corazón, y las bocas de mis padres. Además de valores, tanto padres como profesores me enseñaron a pensar, a ser independiente, a ser mujer. Me enseñaron a valerme por mí misma. En el colegio, recité los primeros poemas en alto junto con mi compañero y gran amigo Sergio:

¿Ondi jueron los tiempos aquellos, 
que pue que no güelvan, 
cuando yo jui presona leía 
que jizu comedias
y aleluyas también y cantaris 
pa cantalos en una vigüela?

Allí aprendí a leer, a sumar, y a pensar. Y de ahí nació Patricia Luna, una persona que escribe, pero sobre todo que vive cada instante como si fuera el último, como si no lo fuera a recuperar jamás. Y de ello, con todas esas ojeras, con tantos sueños por cumplir intenta hacer algo parecido a la poesía que conmueva, despierte y, sobre todo, enamore.


(Artículo publicado en el periódico del CSCJ, en junio de 2016)