lunes, 28 de octubre de 2013

Con los cinco sentidos



Siento que estalla el corazón.
Redoblan las campanas y mi alma se rompe.
Sé que no puedo tenerte
y eso hace que mi alma reviente.

Cada vez que desapareces
salgo corriendo,
   y corro
        y corro…

pero no llego a ningún sitio.

Sigo corriendo,

pero vuelvo a aparecer a tu lado.
Vueltas y vueltas sobre el mismo eje.
Sólo quiero que esto se acabe.
Cuando estás lejos
consigo deshacerme de ti, no me cuesta.

O eso creo,

porque cuando estás lejos
revientan los oídos de quien me rodea
de sólo oír hablar de ti.
Porque cuando estás lejos,
mi único consuelo, es tu nombre.

Porque siento tu aliento cada vez que te acercas,
tu olor me empapa,
tu cuerpo me atrapa,
como atrapa la crisálida a la inocente mariposa.

Y yo sólo quiero ser libre,
libre de ti,
libre de mi,
libre de todo.

Y bien sé que tú no eres libre,
pero hazme libre pues,
o tómame para siempre,
deja que siempre te acompañe
como la tímida sombra que guarda tu espalda,
como el valiente escudo que guarda tu pecho.

Deja que forme parte de ti,
que sea tu anhelo cuando despiertes sin mi presencia.

Deja que sea el olor al que tu cuerpo responde,
deja que sea el tacto que erice tu piel,
deja que sea la vista que enciende tu luz,
deja que sea el gusto que endulce tu paladar,
deja que sea la música que entona tu oído.

Deja que sea todo eso y nada más,
porque al haberte conocido
siento que aún puedo ser mucho más.
10:00 A.M. Café recién hecho en una mano y en la otra NYC Vogue se desplaza por el iPad. La casa huele por todos lados a café, no hay un aroma mejor. Pienso en mi desayuno y me pregunto si habrá alguien en algún lugar del mundo tan adicto como yo a esta mezcla negra, me pregunto si alguien justo en el mismo instante está esperando impaciente a que salga el café de su pequeña cafetera, si lo mira con tanta pasión como lo hago yo... Si algún día alguien me enseñará a hacer un café excelente, como el del café de la esquina de Vía Cavour de Florencia, me pregunto si alguien me llevará de nuevo allí. Y mientras pienso todo esto, suenan las campanas de la Iglesia, haciéndome ver lo tarde que es. Y pienso en ti, ¿es tarde mi amor? ¿O aún estamos a tiempo? 

domingo, 27 de octubre de 2013

Fumo porque no tengo tu boca.



Fumo porque no tengo tu boca.

Lo de beber es una opción alternativa.
¿ O en serio alguien se cree
que por consumir este líquido color caramelo,
tú vas a salir de mi cabeza?




(E.P.Vallejo)

jueves, 24 de octubre de 2013

Sólo otro corazón igual.



¿Quién es tan valiente como para frenar un corazón desbocado?



Ll     ámame,  cobarde, 

porque yo ... no puedo.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Nada peor que un animal con miedo



Cae la noche, y con ella las primeras gotas de este día tan gris. Caminamos y se abre una nube a nuestro paso. No me importa, tengo los pies llenos de barro y puede que el agua los limpie. Te miro, te acercas y me rozas sin darte cuenta. Una descarga recorre hasta la última ramificación de mis nervios. Estoy calada hasta los huesos, supongo que será la lluvia. Vuelves a mirarme. Sabes perfectamente lo que está pasando en el fondo de mi ser, y te encanta. Me miras. Sonríes. ¡Joder! Esa puta sonrisa.... Trago saliva e intento contener el crispamiento de mi tentigo, no logro hacerlo. Estoy completamente empapada. Supongo que la nube era muy grande. Seguimos caminando, me adelanto. Clavas tu mirada. Detengo la marcha. Me giro. No era la nube lo que empapaba mi mirada, lo descubres y te acercas sin retirar ni un segundo tus pupilas marrones. Estoy a punto de estallar de placer y aún no me has tocado. Te acercas jodidamente lento, tanto que voy a desfallecer a tus pies. Mantengo el equilibrio hasta que te sitúas a dos centímetros de mí. Esto no puede ser sano. Estallo un gemido incapaz de contener. Desabrochas mi pantalón odiosamente ajustado y metes tu mano hasta el fondo. Ni si quiera te he visto venir. Sonríes al notar la provocación de tu mirada y me penetras sin pudor, tampoco he podido seguir tu movimiento porque el delirio de tus dedos tenía mi mirada perdida en el candor de tus labios. Me subes hasta tu cintura, y de ahí al cielo. A un cielo que  tan si quiera conozco, y una vez allí pierdo por completo el conocimiento y con él, mi control. Sé que me muevo, pero no sé hacia donde. Tienes todo el dominio y, por primera vez, eso me vuelve completamente loca. Sostengo gemidos y gritos de placer prohibidos, lo que me transporta a otro universo al no poder desatar mi locura. Insana locura. Si no paras ya el exceso de clímax me hará llorar de placer. Todo en exceso es malo, pero quiero quedarme en este para siempre, aunque esté a punto de morir, aunque justo en cada golpe me sienta más lejos de la tierra, siento que ya no necesito seguir viviendo... y en el preciso momento en que creo que ya no aguanto más esta excentricidad, siento que te pierdo, rozas el cielo, el cielo y la tierra, todo a la vez, lo noto en lo más recóndito de mi cuerpo. El movimiento se vuelve lento y me resulta más excitante, tanto que vuelvo a perderme en el placer por última vez. Y justo allí, caemos rendidos al suelo, como dos animales que acaban de pelear, llenos de arañazos y totalmente empapados por la intensa lluvia de verano. Te miro, te miro y sonrío. Sonríes, me besas. Me besas y es justo ahí cuando me asusto, me asusta saber todo lo que siento por ti y que ya no puedo guardar. Un río de lágrimas empapa mis mejillas. Te asustas. Te beso en la frente y salgo corriendo, no aguanto allí ni un minuto más. Corro con todas mis fuerzas. Ya lo sabes bien... No hay nada peor que un animal con miedo. Llego hasta el coche, respiro intensamente y camino hasta casa. No quiero volver a verte. No puedo volver a verte, no así de vulnerable, no así de desnuda. Eres un maldito sueño, un sueño erótico, y al probarte te has convertido en una maldita droga, heroína pura para mi organismo. Y yo...yo soy una jodida yonki. Drogadicta de almas tan inauditas como la tuya. Más vale desintoxicarme.

domingo, 20 de octubre de 2013

Lunes de Octubre


Desde que te vuelvo a ver,
los Lunes han pasado a ser mi día favorito de la semana.

sábado, 19 de octubre de 2013

La Primavera de Otoño



Eres como la primavera.
Despierto y eres una ventana llena de Sol.

Me calientas

y tus olores me hacen reír y saltar sin parar, tu temperatura hace que quiera desnudarme sin pudor, sin pensar que aún quedan días de frío por venir, y entonces... justo cuando más primaveral me siento, comienza a llover.

Lluvia a torrenciales, truenos, relámpagos. 

Me gusta la lluvia, pero cuando estás a mi lado,
o cuando la miro desde el cristal.
No me gusta cuando tengo que salir de casa bien arreglada camino de alguna reunión. Calada hasta los huesos, comienzo a llorar, dándome cuenta de que todo había sido un espejismo, y ... Justo en ese momento, cesa de llover, y mi ropa húmeda comienza a calentarse con algunos rayos de Sol.
Y... aparece, aparece el maravilloso arcoiris de tu sonrisa. ¡Joder! Cómo me gusta tu sonrisa. Cómo me gusta el arcoiris... Y me quedo admirando aquella obra de arte y ¡resulta que aparece otro! Un doble arcoiris justo en medio de la lluvia. Y yo calada... Pero tú eres una maravilla. Y no sé qué hacer. El arcoiris desaparece y yo vuelvo a casa empapada, me cambio e intento concienciarme de que quizá aún queden restos del invierno. No puedo pensar que va a ser siempre primavera. La sonrisa se borra de mi cara al percibir este pensamiento, pero salgo a la ventana y observo que las rosas comienzan a florecer y que las cigüeñas picotean en sus nuevos nidos, y que el suelo se seca un poco...
y que huele a sensaciones,

y que el invierno se ha ido...

Sí, el invierno se ha ido, ¿pero crees que llega ya la primavera? Dime que sí.

miércoles, 16 de octubre de 2013

martes, 15 de octubre de 2013

De Laura y Otras Muertes







A Laura le gustaba el café excesivamente cargado. Se quedaba aguardando en la cocina mientras se hacía, con la misma necesidad que se espera un taxi después de una larga fiesta. Luego toda la piel le olía a café y a mí me bastaba con lamerle el cuello para que se me quitara el sueño. Hablaba, hablaba todo el tiempo, a veces tanto, que incluso se le olvidaba algo que decir. De hecho cuando ella se fue, cuando me dejó en el más absoluto de los vacíos lo que yo más echaba de menos era su voz. Ni su boca de fresa, ni su culo de atleta, ni sus manos de nube, tampoco su sonrisa de princesa disney, ni sus tetas de algodón de azúcar, ni su coño de océano. Lo que echaba de menos era su nombre en mi boca, sus gemidos en las esquinas del techo, su cantar en la ducha. Su grito de ira, sus palabras inventadas, su verbo deslizándose bajo mi lengua, sus adjetivos apretándome la garganta, sus absurdos diminutivos endulzando cada poro de mi piel. Nadie jamás me ha llamado como ella, nunca en la vida he vuelto a ser tan yo como lo era entre sus labios.


-Ernesto Pérez Vallejo-

viernes, 11 de octubre de 2013

Las distracciones del amor

Pero cuando él sonríe,
me enamoro yo.





Hay distintos tipos de amor. Los hay altos, bajos, medianos... Los hay que toman café, los hay que siempre tienen prisa. Los hay lentos, románticos, sensibleros y hasta gilipollas. Siempre, y para cada ocasión hay un tipo de amor distinto. Sin embargo, no todos los tipos de amor provocan lo mismo. Hay quien te hace sonreír, quien te obliga a vivir. Hay amores pasionales y amores orgásmicos. Los del cosquilleo en el estómago y los de "con el tonteo se me pasa". En mi primer cuarto de siglo, he disfrutado de muchos tipos de amor, pero ninguno como este: absurdo. Sí, así lo voy a calificar: amor absurdo. Hace que tropiece seguidamente, con suerte siempre antes de encontrarnos y (de momento), nunca durante. Hace que me ría por nada, que titubee con las palabras, que me desconcentre mientras habla... en definitiva, hace que pierda la cabeza, como todos, pero de forma absurda. Me río sin motivo porque a menudo estoy ejecutando cualquier acto sinsentido en intervalos cortos de tiempo, y he de menear varias veces la cabeza para despertar de mi letargo. -¿Estás bien?-, pregunta. Un segundo, dos segundos, tres segundos, un millón y medio de segundos ... -¿Eh? Sí, si. Estoy bien, venga continuamos-, respondo. Absurdo, no hay otra manera de llamarlo. Pero es increíble la forma que tiene de embaucarme, tan increíble, que me enfado. A menudo, si existe una atracción por alguien de mi entorno suele resolverse con dosis intensas de algo salvaje, que hacen que abandone por completo la frustración, lo cual no quiere decir que sea menos amor, pero por lo menos, no es absurdo, tiene algún fin. Este tipo de amor, se intuye que no puede resolverse así, de modo, que mi cabeza pasa el día pensando en lo que haría con la maldita frustración. Y... sí, las marcas de mis rodillas no son de aventuras sin fin encima de una bicicleta a toda velocidad, no, es el segundo día que tropiezo justo antes de ir a verle. Los nervios de mi cuerpo se activan de tal manera, que el resto de funciones quedan totalmente desordenadas, de manera que voy caminando sin más y plás, me caigo... así, sin más, así, sin sentido... Cuando escuchaba hablar de las distracciones del amor, siempre pensaba: - qué cosa tan absurda! - Pues mira por donde...



martes, 8 de octubre de 2013

Cuando tú me ves



“Cuando tú me ves, me devuelves el alma que el mundo me roba.”



Alejandro Jodorowsky




A mí cada vez que alguien me hablaba me entraban ganas de tirarme por la ventana o de escapar en el ascensor. 
La gente, simplemente, no me resultaba interesante.
 Quizá no tenía por qué serlo. 
Pero los animales, los pájaros, incluso los insectos lo eran. 
No podía entenderlo.





— Hollywood, Charles Bukowski.

Básicamente una grosería



No tenerte en mi vida es como pasar una mañana sin café. 
¿Has pasado una mañana sin beber café? 
No lo hagas, es insulso, es amargo. 
Básicamente, es una grosería.


-Memorias de Urabnia-

lunes, 7 de octubre de 2013

El romanticismo contra el amor


Éramos demasiado románticos 
para arriesgarnos a estar juntos,
para arriesgarnos 
a que todo pudiera salir mal.






viernes, 4 de octubre de 2013


Yo, 
con el corazón roto

Y tú, 
lleno de arañazos.

jueves, 3 de octubre de 2013

Wake me up when Octuber ends

Hace poco leí que Setiembre era como una copa aguada, como un gol en el descuento. No eres tú, soy yo... Decía el guardián. Pues bien, para mí, mi fin de un amor de verano, mi saludo efusivo a alguien que no se acuerda de quien soy, el amigo que se olvida de tu cumpleaños o la madre que no se ilusiona al recordarte de niño, para mi todo eso es Octubre. Octubre, ha pasado de ser subrayado en mi calendario como El Mes, inigualable, insuperable, todo el año esperando... El mes en el que yo me hacia más grande, el mes en el que recibía un pedido de caramelos en una caja grande de color blanco, que tenía por todos lados mi apellido, una caja llena de caramelos de la mágica fábrica de caramelos de mis tíos del Sur. Ha pasado de ser el mes en el que todo es posible, al mes en el que siempre alguien falla, el mes en el que a la familia se le olvida y el mes en que "a este sitio acabo de llegar es normal que no se acuerden" después de cada una de mis ocho mudanzas en los últimos siete años. Ha pasado a ser el mes en el que todo es posible, todo, desde que descubra que el amor de mi vida no va a venir, que ya no está nunca más, que aunque no haya tenido el detalle de comentármelo ha decidido irse, hasta ser el mes en que todo falla. Supongo que las expectativas tan crecientes de los últimos 20 años tienen mucho que ver. Pero todo cambia, y cuando todo gira en un sentido tan contrario no puedo evitar decir....

Wake me up when October ends.

Ojalá esto fuera posible