viernes, 31 de agosto de 2012

miércoles, 29 de agosto de 2012

Ton. Ton. Ton... Campanada tras campanada. Sonido tras sonido. Vibración tras vibración hacían partir mi corazón en trocitos, trocitos tan pequeños que sería casi imposible de recomponer mientras miraba tu cara de fragilidad, de dolor, de sufrimiento, de incomprensión... Algo que nunca había sentido invadió mis entrañas. Tenía unas ganas inmensas de llorar. De apartar a toda aquella gente y abrazarte tan fuerte que te llegaras a romper, pero no lo hice, y me quedé como aquella muchedumbre, intentando acompañarte mientras veía el sufrimiento resbalar por tus mejillas. Solo, tan solo que casi consigo volverme loca... Salí corriendo de allí. No quería dejarte, pero a veces, a veces en la vida, la mejor forma de ayudar es teniendo paciencia. Y la he tenido, y mientras... sólo espero que sepas, que aún tengo una necesidad inmensa de abrazarte. No tengas miedo. Estoy aquí, casi tan indefensa como tú.

miércoles, 22 de agosto de 2012

martes, 21 de agosto de 2012

Me gustas tú.





Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.


Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.


Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.


Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.


A estos los llamo mis amigos.


Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.


Me gusta la gente que con su energía, contagia.


Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.


Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.


Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.


La gente que lucha contra adversidades.


Me gusta la gente que busca soluciones.


Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.


Me gusta la gente que tiene personalidad.


Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.


La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.


Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.






(Mario Benedetti. La gente que me gusta)

viernes, 17 de agosto de 2012

miércoles, 15 de agosto de 2012

martes, 14 de agosto de 2012

Odio no poder...


Odio no poder hacerlo. Odio no poder presentarme en tu casa con una botella de Whisky de ocho años y emborracharnos hasta olvidar. Olvidar que ha pasado el tiempo. Olvidar que las cosas han cambiado. Olvidar que las cosas no van bien. Simplemente olvidar. Olvidar que existe el tiempo  por un momento y olvidar lo que está ocurriendo. Olvidar, para luego darnos cuenta de que esto no es cierto, de que estamos donde estamos y como estamos y que tú puedas romper a llorar. Llorar sin cesar. Llorar hasta liberar tu alma de esa incongruencia, de esa incomprensión, de esa rabia contenida. Llorar, para luego gritar, y pegar patadas a un árbol hasta que nos duelan los dedos de los pies, tanto que se nos quite el dolor de corazón. Y entonces, en ese preciso momento, correr, correr tan lejos, tan rápido... que el tiempo no sea capaz de alcanzarnos, burlar a la vida por unas horas. Hacer puenting. Besarte. Abrazarte. Tan fuerte que sientas que te vas a romper. Y romperte en pedazos por fuera para poder empezar a recomponerte por dentro, porque no puedo verte así, porque odio verte así y porque estoy rota desde el día en que vi aquella inexpresión, aquél océano sin final en aquellos ojos que tanto he añorado, en aquella mirada que tanto he deseado. Y llevo días llorando el mar de lágrimas que tú no puedes soltar, lágrimas de impotencia, lágrimas por no poder correr hacia ti, por no poder sacarte, por no poder simplemente permanecer a tu lado, sin decir nada, sin respirar si quiera, por si acaso eso pudiera molestarte... Lágrimas por no poder llevarte un bizcocho de esos que me ha dado por hacer ahora, con forma de corazón y de varios sabores, que aunque ya sepa que tú los harías mucho mejor, también sé que pocas personas podrían hacértelo con tanto amor... Lágrimas de inconsistencia, lágrimas de deseo, de rabia y hasta de desamor. Lágrimas por ti, mi amor. Lágrimas por mi imposible y por tu situación. Recibe al menos una caricia dulce, tan dulce, que pueda secar esas lágrimas que no dejan de caer por tus mejillas sin tan si quiera humedecer tu rostro, tan dulce, que te haga soñar por un momento, que esto no es cierto, porque al fin y al cabo, mi amor... ¿qué es cierto? ¿qué ocurre de verdad? ¿qué nos lleva hacia donde el viento sopla fuerte? Lo cierto, es lo admirable que es la fortaleza de algunas personas, y eso, eso es con lo único que nos podemos quedar. 

lunes, 13 de agosto de 2012

Buscó la puerta del mundo con el alma hecha jirones



Como un castillo de arena,
Como una torre de naipes
Así te deja la pena para que no te levantes.


Se fue buscando problemas
por no encontrar soluciones.

Buscó la puerta del mundo con el alma hecha jirones.

Si hubiéramos llegado
no habría descolgado sus ganas de escapar
salió de la trinchera
desnuda sin bandera y con ganas de volar.


Se fue, se fue, se fue
como bala perdida sobre un campo de minas
Se fue, se fue, se fue
no esperó la mañana donde todo se aclara
y se fue.


Dejó una foto vacía
con la sonrisa pintada
abrió la puerta del mundo con la llave equivocada.
Se le mojaron las alas
se le secaron las ganas

se despidió a duras penas, se escapó de madrugada.


Si hubiéramos llegado
no habría descolgado sus ganas de escapar
dejó lo que se queda
recuerdos que se queman con ganas de llorar.


Se fue, se fue, se fue
como bala perdida sobre un campo de minas
Se fue, se fue, se fue
no esperó la mañana donde todo se aclara

Se le apagó la vida
el día que se fue y no sé ¿por qué? Y no sé
no quiso otra salida
con tanta calle pa’ correr, yo no sé


Tan solo parecía
quitar lo que dolía
eso es todo lo que sé
Se fue, se fue, se fue
como bala perdida sobre un campo de minas
Se fue, se fue, se fue
se escapó de la guerra, se salió de la tierra
Se fue, se fue, se fue
no espero la mañana donde todo se aclara 
y se fue.
Depresión. Hastío. Tristeza.

Permanece inmóvil frente a un susurro en calma. Todo. Nada. La cabeza estalla. Los ojos ya hinchados enmudecen el alma. Se levanta. Mira al espejo, manchado restos del día anterior. Náuseas recorren todo su ser. Náuseas por ver su alma destrozada en mil pedazos y náuseas porque su débil cuerpo ya no puede más. Cae y se agarra fuertemente al inodoro, deposita lo poco que le queda de vida y reptando camina hacia la cocina. Agua, pastillas o un cuchillo. Lo que sea con tal de acabar con este sabor. Lo que sea con tal de acabar con este olor. Lo que sea con tal de calmar el ya insufrible dolor. Ya ha perdido el miedo. Sin embargo no la conciencia, así que reza, reza lo más fuerte que sus cuerdas vocales le permiten y lo más profundo que su alma le deja llegar. Entre sollozos se descubre un ruego que suspira fuerzas por un mañana. Fuerzas para que su propio y autodestructivo ser, le permita llegar hasta un inseguro mañana, pero un día más al fin y al cabo. Y así consigue deshacerse del fuego que le quema sus entrañas, se mete en la ducha y deja que el agua se lleve todo el sufrimiento inexplicable. Sale. Se mira al espejo y se percata de que no puede seguir así. Con una barra de labios más roja que la sangre que esperaba ver corriendo por sus venas decide colorearse el rostro y salir a la calle a respirar. Respirar. Por un momento se ha olvidado de respirar, lo más importante en toda su vida.


domingo, 12 de agosto de 2012


El Sol saldrá mañana...

Una heroína de cuento.



La miro. Está sentada a mi lado. Es fuerte, tan fuerte que ya nada le puede romper. Su pequeño esqueleto hace que parezca efímera, volátil, que parezca  fácilmente rompible, algunos dirían que de pasta blanda. Pero es la coraza que cubre un corazón increíble, amable fuerte y sincero. Es una heroína de cuento. Es ella. Lleva una semana sin a penas haberse apartado de mi. No hizo falta mucho. Solo una mirada. Quizá un silencio en forma de socorro y ya nunca estuve sola. Últimamente he estado realmente perdida, pero sin embargo, sabía que no estaba sola, mirase donde mirase, allí estaba ella, ofreciéndome su sonrisa, su conversación, su sensatez y su inteligencia. Me duele ver cómo a veces se pierde de una manera absurda, pero sé que lo hace consciente, sé que en el fondo sabe perfectamente el suelo por donde pisa y lo que quiere, de manera que no me asusta ni lo más mínimo. Le admiro y le admiro por estar permanentemente y a pesar de todo ahí, al pie del cañón. Con nuestros momentos, nuestras épocas. Nuestros si y nuestros no, pero al final, resultó estar más cerca de lo esperado.


No te vayas nunca.





jueves, 9 de agosto de 2012


Con un exceso de hormonas en la piel, miro el café recién preparado sin mucho entusiasmo y una sola mirada fugaz me obliga a percatarme de que el color carbón que inunda el cristal es excesivo. Triste, decido ponerle solución vertiendo un poco de esta mezcla venenosa por el desagüe y añadiendo un poco de leche a la disolución. Mientras lo hago, consigo darme cuenta de que ya es tarde. El café ya lo había manchado todo con su sutil desliz por la cuchara que lleva mi nombre. Ya estaba impregnado en cada hueco de aquél enlace químico, ya nada podía hacer, y lo hecho... solo ha llevado a que a simple vista, el color sea algo más tenue, pero el sabor... el sabor del café es difícil de quitar...


De por qué te estoy queriendo, no me pidas la razón 
pues yo misma no me entiendo con mi propio corazón...

Bad decisions make good stories.



A veces prefiero que me imagines así. Vulgar. Obscena. Tal y como me comporto en la cama, tal y como me conociste. A veces prefiero que me veas como aquella zorra inconsciente, inalcanzable. A veces prefiero que llegues al extremo de no olvidar nunca la protección porque no sabes con quien estuve la noche anterior. Lo prefiero. Lo prefiero antes de que sepas que te espero cada noche abrazada a mi almohada, que imagino cada día que apareces de la misma forma que desapareces de mis sueños cuando permito a la luz entrar ante mis ojos entre abiertos aún por el somnoliento olor matinal. Prefiero que no sepas que soy y seré mujer de un solo hombre. Que desde que te probé no he vuelto a degustar ningún otro sabor, que ya no tengo lágrimas de desamor, no hay dolor, hastío, se evaporaron las lágrimas de placer muerto para que mis ojos se bañasen en la profundidad de un océano que sólo proyectan cuando estás muy dentro de mi, ante el silencio de la noche y un grito seco en mitad de la nada, acompañado de una vibración redundante y un orgasmo prolongado, prolongado en el espacio, en el tiempo y en cada uno de los universos paralelos en los que crees. En todos y cada uno de ellos. De manera, que prefiero cantar una melodía desafinada y decirte : que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario. Y así, en el fondo quieras agarrarme bien fuerte no vaya a ser que me quisiera ir. Y así, en el fondo, asustarte, asustarte tanto como yo lo estoy y que decidas salir corriendo y me libres de cualquier responsabilidad que pueda tener. Pero... en el fondo, me conoces, lo puedes leer en mis ojos. Simplemente no quieres creer. Pero como alguien muy sabio me dijo:

Bad decisions make good stories.

Así que decido teclear un batiburrillo de sentimientos y sucumbir ante la idea de tenerte para siempre 

miércoles, 8 de agosto de 2012


Si nada nos salva de la muerte, al menos, que el amor nos salve de la vida.


-Pablo Neruda-

viernes, 3 de agosto de 2012

Una tarde de película.

Las seis. Intento que no se note la tremenda excitación que tengo porque llegue desparramando unos cuantos folios encima de la mesa y abriendo por momentos a mi querido Wilde, sólo por recordar. Diez minutos después aparece. Corriendo como es su ritmo habitual. Sin embargo, nunca le importa esperarme. Nos cambiamos rápidamente y nos vamos. Destino: isla de Zújar, un paraíso terrenal que aún no conozco. Estoy algo callada. Llevo mucho tiempo pensando que estoy jugando con fuego, que me estoy metiendo donde no me tengo que meter, pero no puedo evitar dejarme llevar, últimamente esa es mi filosofía de vida y estoy dispuesta a sufrir las consecuencias. Conozco de su mano los increíbles parajes de La Siberia extremeña. Lagos interminables. Colores inimaginables. Dosis de Serotonina segregando que nunca hubiera podido imaginar. Estoy volando, volando hacia ningún sitio, volando hacia todos. Como drogada. Me dejo llevar. Me explica con ternura cada sitio que vamos viendo. Y a falta de una buena cámara de fotos, intento grabar cada paisaje en mi memoria. Llegamos a nuestro destino paradisiaco. Una playa en medio de una montaña. En medio de un bosque. En medio de la región extremeña. Noto como la gente nos mira curiosa por nuestra música, nuestro transporte, nuestra forma, nuestra mirada. Somos distintos. Simplemente distintos a todo lo demás y es inevitable girarse cuando ves algo que se sale de lo normal, lo entiendo y lo aprecio. Caminamos hacia la arena y nos damos un baño de agua dulce, inesperada en tal paisaje. Reímos, nos abrazamos y percatamos que la vida nos está regalando imágenes de película, así que decidimos jugar. Y de esa manera, sin darnos cuenta hacerlo aún más especial. Nos miramos sabiendo que lo estamos haciendo, que ya es inevitable, que algo ha empezado. Sale corriendo en busca de Shiva que se ha despistado y yo me quedo dentro admirando simplemente su forma de caminar, su espalda, su manera, por un instante mi cabeza me hace decir cosas sin sentido, tan insensatas como un te quiero para mí, te quiero para siempre. Por suerte él ya está demasiado lejos para oirlo, aunque no lo suficiente como para no sentirlo. Seguimos jugando y decidimos que si la vida nos ha regalado romanticismo, no podemos hacer nada contra ello. Así que me agarra, me agarra tan fuerte que nunca me podría soltar y comienza a besarme con una pasión que sólo la conocía en alguien más, en mí misma. Salimos, charlamos durante horas. Reímos sin parar. Disfrutamos y nos echamos a andar. Pegados, pero a cierta distancia. Se adelanta, me espera. Tenemos ritmos distintos pero no parece importarle. No caminamos al mismo son, pero de nuestros pasos resulta una melodía casi divina. Después de observar cada rincón, volvemos. Cantamos, contamos chistes y reímos sin parar y cuando queremos darnos cuenta la vida nos lo vuelve a regalar... Un momento perfecto. Una luna llena como nunca había visto. Con un color oro que nunca pensé que existiera. Y al pasar una curva, un paisaje de cuento. La luna se refleja en el agua entre montañas. Como un final feliz. Como algo que sólo se puede leer. Como una postal. Como el amor. Indescriptible. Paramos y decidimos fotografiarlo con la mente. Hubiera sido una maravillosa postal, porque nos abrazamos tan fuerte que sentimos nuestros corazones latir. Después de respirar profundo, continuamos nuestro camino. Yo no puedo evitar sacar la cabeza, notar el aire. Empaparme del momento. Es verdaderamente increíble. Finalmente y para acabar nuestro cuento de princesas, cenamos en un castillo medieval, con un acceso de calles empedradas. Hace viento. La noche está realmente oscura y la Luna nos regala su presencia posándose en las almenas del castillo. Sentí como me guiñaba un ojo. Sentí por cada poro de mi piel como alguien, algo o yo misma, me estaba haciendo uno de los regalos más deseados del mundo. Vida. Gracias Joaquín, por formar parte de ello.

Maldito amor

Me gusta más de lo que tan si quiera nunca hubiera imaginado, de lo que jamás hubiera esperado. Tenia que ser un imposible. Sin embargo la vida nos está regalando dosis de romanticismo que intentamos ahogar en cuanto nos
Vemos amenazados por ellas, pero aun así, nos regala atardeceres, momentos inolvidables.

Ayer, después de una tarde de película, por primera vez hicimos el amor. Es curiosa, la maldita diferencia entre el sexo sin más y el amor... Con pudor puedo decir que creo que nunca había disfrutado así, o al menos, no lo recuerdo. Me besaba lentamente, tan lentamente como su excitación le permitía llegar, tan lentamente como las altas horas de la noche nos permitían besar, y finalmente me hizo suya, tan suya que por un instante pensé en quedarme allí para siempre. Qué raro es esto de la vida! Me confieso cada día, cada vez que pienso en él desde aquel día en que le conocí... Es perfecto. Pienso a cada momento. Tan perfecto que ni si quiera en mis sueños lo había imaginado. Tan perfecto que duele. Tan perfecto que creo que me estoy enamorando, como siempre, a deshora.
Si tú supieras chico sin nombre, si supieras que ya nada se asemeja a lo que tengo contigo, si supieras que no veo mucho más allá y que sólo duermo contigo... Si supieras todo eso, quizá huirías, quizá quisieras perderme de vista, sólo de saber lo que me aterra pensarlo. Quizá y sólo quizá, quisieras quedarte conmigo para siempre.